viernes, 6 de enero de 2012

Travis, ¿te quedarás?


6:30 am.“Someone like you” en la voz de Adele sonó en la alarma de mi celular. Recordé que era la primera vez que la chica inglesa estaba como tono de mi despertador.Hasta ayer , era Amy con “Rehab” la que me abría los ojos pero la cambié por el terror que tengo a soñar con los muertos. Cuestión de cábala o no Adele seguía con: Never mind, I'll find someone like you…

Postergué la alarma para que me diera chance de cinco minutos más.No me sirvió de nada porque los recuerdos me asaltaron de pronto. La noche anterior Travis había regresado junto con 3 años de relación,quería instalarse nuevamente y yo no sabía si estaba dispuesta a acogerlo. Adele me sacó del trance y esta vez con : But I couldn't stay away, I couldn't fight it… 



Huí a la ducha e intenté poner la mente en blanco mientras el agua caía sobre mis ojos. Debo confesar que el sabor de mis lágrimas se confundió con lo típicamente salada que es el agua en la ciudad. Era impotencia, confusión,¿todo este tiempo y aún seguías allí?

Mi relación con Travis nunca fue fácil.Superamos la distancia,su mal genio y mis inseguridades. Pero a estas alturas no se si soy yo la que no puede estar sola o es que esto merece un último salto sin paracaídas.Sacudí la cabeza para desterrar la melancolía diurna, bajé las escaleras rápidamente para alcanzar la última combi que fuera hacia Aramburú pero cuando estaba a punto de extender la mano para abordarla, otra mano me ayudó a cortar el viento de mañana. Era Reinaldo que me daba los buenos días con una sonrisa radiante.
  
Las cosas con Reinaldo habían mejorado desde que Travis y yo terminamos. El día del rompimiento llegué a mi edificio llorando como nunca, me senté en las escaleras de la entrada y Reinaldo bajó con Pato , su perro. Supongo que me vio tan desconsolada que dejó que pato corriera solo por el jardín que tenía los cartelitos de no pisar las plantas y se sentó a mi lado ofreciéndome un cigarrillo. Sonreí y nos quedamos sentados en silencio hasta las 3am. No hablamos pero me sentí acompañada, esa noche él era mi cómplice.

Al día siguiente quise agradecer el gesto y lo invité a cenar. Desde allí no ha pasado un día en el que no tengamos largas charlas. Ahora soy parte de las fiestas en su departamento , de sus cenas a base de fideos y atún y de su confusión amorosa , así como él es parte de la mía.

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